Sunday, June 13, 2004

Dios Bendiga a las Redes Inalámbricas

Entrega dos de la jornanda por Suramérica. En este momento estoy conectado por la red inal&aaacute;mbrica del aeropuerto de Santiago de Chile. No se si la nube sucia que cubre la ciudad es solo smog, o se ve aumentada por el otoño agonizante, pero es un espectáculo triste de ver; no se puede ver la ciudad de lo densa que es la nube. Ni Bogotá ni Buenos Aires tienen una nube así.

Me he enterado, por la pantallita del aeropuerto de que el vuelo de vuelta es, de nuevo, cebollero: Es un vuelo Santiago - Miami con escalas en Lima y Bogotá. Ouch. Supongo que será la misma revista en el avión (que es la misma de la semana pasada) y el mismo periódico chileno, en formato tabloide. He estado totalmente desconectado de las noticias, hasta ahora me entero de que se murió Reagan. En la Argentina la única noticia de la que me pude enterar fue la del partido Boca-River, desde un "hay un partido el jueves" hasta un "perdimos" o "ganamos", dependiendo de que equipo fuera hincha el hablante, porqué todo el mundo es hincha, mas o menos apasionado, de Boca o de River. El futbol es un asunto casi religioso. Ahí es que uno entiene porqué esos tipos ganan mundiales; la cultura es muy futbolística, impregna todas las cosas. Yo he logrado no ser jamás hincha de ningún equipo y no he visto ningún partido de la selecció Colombia desde el fracaso del 94 y no me he arrepentido.

Solo viéndolo de cerca entiende uno que se pueda crear una religión alrededor de Maradona y que efectivamente haya gente que la siga.

De vuelta a la tierra de los chibchas

Después de nueves días en territorio Argentino, estoy en este momento esperando el taxi que me llevara al aeropuerto para conducirme a la polucionada capital de los chibchas. Próximamente mas detalles de la visión recortada y parcial de este chibcha sobre la argentinidad y la capital federal (que el taxi ya llegó)

Sunday, June 06, 2004

Un día entre aquí y alla

[escribiendo como hmart]

Me levantó a las cinco y media, la maleta ya esta lista y el avión sale trece horas después. A las 7:20 llego a la oficina, los restos de la rumba de la noche anterior aún est&aactue;n ahi. Ya no queda nadie pero la cantidad de latas y botellas permite elucubrar que la cosa estuvo bastante buena. Por suerte solo tengo que acabar un reporte, sumar unas cantidades, subirlo y listo. Acabo como a las 9, la gente hasta ahora va llegando, con unos guayabos inmisericordes y una serie de anécdotas, debidamente documentadas por toda suerte de fotos y videos que son testigos de la perdición que se registró la noche anterior.
A la hora del almuerzo hay afán y casi casi vamos a McDonalds, a comer mal cartón y buenas papas, y todo sucede al tiempo. La lluvia ha sido una amenaza durante todo el día, una amenaza que se ha ido concretando en forma de un viento húmedo que llueve de lado. Aún hay que terminar un par de cosas, recoger el dinero y salir para el aeropuerto. De ahi en adelante todo es a ritmo acelerado, al momento estalla todo, hay una reunión, hay que apagar un incendio, ir a recoger la plata, llevar unos papeles, firmar unas cosas, menos mal cuento con un par de manos amigas que me ayudan con todos los asuntos, y finalmente a las 4:40 es posible coger el taxi. El taxi toma la 80 por entre mil recovecos donde el que no esta trancado parece la superficie lunar por la cantidad de cráteres, luego, ya en la 80, hay un trancón fenomenal en la Escuela de Carabineros porqué los que vienen por la c arrera deciden pasarse, bloqueando la calle.

Finalmnente el taxi sale del tapón y nos dirigimos raudos hacía El Dorado. La lluvia es ahora mas fuerte. El taxi me deja totalmente al otro lado de la calle. Es el colmo que le toque a uno caminar doscientos metros, con la maleta, bajo el agua, cuando podría solo caminar 5, solo por "seguridad", ya son las 5:30, faltan menos de dos horas para que salga el vuelo (no tocaba estar con tres para los vuelos internacionales?). La cola del check in es bastante reducida, el impuesto de salida es bastante aumentado. A las 6:18 esta todo el asunto terminado, la maleta se irá derecho hasta buenos Aires y yo me iré torcido, no habí que ponerse la vacuna de la fiebre amarilla, menos mal. Intento trabajar un poco, robándome el enchufe de la sala de espera. El avión despega justo a tiempo. Silla 18A, Airbus A320, aterrizará en Quito a los 60 min de vuelo. Me tocó ventana, al lado de una pareja, madre e hija. En el momento en que la luz del cinturón se apaga trato de trabajar un poco, el espacio es totalmente justo, si el portátil fuera mas grande no cabríamos el y yo entre los dos asientos. Cielo despejado, aterrizamos en Quito, las azafatas pasan regalando un sanduche frío sumemente horrible.

Parada de 20min, se bajan pocos, se suben muchos. Tiempo de vuelo a la Ciudad de Lima, 1:55min. Despegue normal, de nuevo intento trabajar, hasta que mi vecina de adelante decide tomar una siesta, efectivamente comprimiéndome contra el asiento y haciendo imposible la convivencia de idefix (mi portátil, llamado así en honor al perro de Obelix, el amigo de Asterix) y yo en el mismo asiento. Apago el portátil y duermo un sueño instantáneo. Llegamos a Lima, debo bajar y cambiar de avión. Al bajar no es con plataforma y directo a los edificios, sino que hay que bajar y tomar un bus que lo lleva a uno hasta el aeropuerto en si. El bus va como a 2km por hora, pasando al lado de las moles de los aviones, desesperantemente lento al lado de esas bestias. El aeropuerto de Lima esta en obra negra y no hay nada que hacer. Esperar un rato mas y tomar el vuelo 441 con destino a Buenos Aires.

El vuelo sale justo a tiempo, son las 12:45, hora local (Lima), el tiempo de vuelo estimado a Buenos Aires es de 3:45. Mi cnturón de seguridad no funciona y me puedo cambiar de asiento a uno sin vecino delantero. A mi lado una pareja de lectores, el con el diario peruano y ella con el código de Davinci. Yo con Idefix que aguanta hasta la hora de la comida, cuando fenece por falta de baterís.

Finalmente, a las 4:40AM (6:40AM, hora de Bunos Aires) piso por fin suelo Argentino.