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Dice el dicho que la burra vuelve al trigo. Después de casi dos años en los que todo lo que había corrido eran cinco kilómetros ahí de chiste y en que había cambiado los pies contra el asfalto por los calapies de una bicicleta que no se mueve, finalmente me atrevía a destruir de nuevo mi humanidad con 10 kilómetros de la ciudad de Bogotá en ese evento masivo llamado la carrera Nike 10K. Teniendo en cuenta el precario estado de mi humanidad, la condición miserable de mis rodillas y el exceso de bicicleta al que se venía sometiendo últimamente, no había otra opción que hacer parte del club de las áquilas de fuego.
El ego por supuesto decía, "que va, si vos podés montarte en una bicicleta dos horas, cómo lo hiciste el sábado, el domingo, y el lunes pasado que problema vas a tener con una horita de carrera", pero la conciencia decía "cuidado, hay que cuidar el cuerpecito que es uno solo y usted no ha entrenado, no se ponga a hacer pendejadas que después se jode".
No hay nada mas aburridor en la vida que tener un resto de conocidos que corren, que van a las mismas carreras y uno, habiendo corrido en el pasado, no poder correr. Se pierde uno de todos los comentarios: Uy si, cómo estuvo de duro ese sol, que carrera tan buena, que carrera tan mala.
Con esos argumentos, ganó el ego y perdió la conciencia y me levanté dispuesto a la autodestrucción a doce kilómetros por hora.
Primera Estación La plaza de Bolívar era una fiesta a las 9:00AM, no faltaba la banda de guerra desentonando, y un mar de camisetas azules por todas partes. En el lugar de encuentro designado la gente llegaba poco a poco, fotos a diestra y siniestra, rodillas estirándose, achaques repetidos. Después de una hora interminable en la que un anciano de 80 años aseguraba ser el abuelo de Colombia, el mas antiguo de la carrera, haber trotado con Mora en los setentas y contaba su interminable retahila a cualquier pobre cristiano que tuviera la desgracia de estar cerca de él, finalmente se dió la salida, muy en punto.
Segunda Estación Cómo siempre en estas cosas, la salida parece mas la liberación de un hato de bestias que el inicio de una competencia recreacional civilizada, la marea azul pasaba por dónde se pudiera, calle andén, bolardo, charco, alcantarilla, cinta, transeunte, obstáculo que la marea no pudiera quitar del camino era rodeado por ella. La rodilla izquierda esta aullando y no son pasos sino punzadas, a pesar de los 45 minutos de calentamiento y de toda la preparación sicológica.
Tercera Estación El primer letrero "faltan 9 kilómetros" llega demasiado pronto, todavía no ha sido posible pasar a las parejitas que van a ocho kilómetros por hora y tienen que ser rodeadas, a medida que se calienta la rodilla izquierda deja de aullar, los audífonos estorban y no se oye nada por ellos, por lo que prontamente son guardados y reemplazados por la banda sonora de los pies en el pavimento y las respiraciones mas o menos desesperadas de los corredores vecinos.
Cuarta Estación Centro Internacional, aún la carrera no coje ritmo y llega el primer punto de hidratación, las primeras mesas estan abandonadas y es como si hubiera caído un globo gigante, los pobres voluntarios no dan abasto a medida que la gente trata de cruzar y no desacelerar mientras toman agua.
Quinta Estación Calle 50, después de pasar el Parque Nacional ya hay un ritmo mejor, voy detrás de el salvaje que tiene una rasta inmunda de un metro de largo y por lo tanto se puede distinguir desde atrás ya la cosa coje ritmo y se va acercando al kilómetro 5. Al lado del camino un corredor de camiseta azul, como los otros diez mil de unos cuarenta años esta apunto de asesinar a madrazos a un pobre voluntario, los corredores que pasan van chiflando y llamando "señor bachiller, llame al orden!". A medida que voy pasando las rechiflas se oyen mas lejos, no se que habrá pasado con el energúmeno y el voluntario.
Sexta Estación Calle 72 abajo, se ve el mar azul hacía la quince, la bajada pone a aullar de nuevo a la rodilla izquierda, sigue la compañía de los zapatos contra el piso y las respiraciones, algunas de ellas entrecortadas. Ya no es mucho lo que falta, sí se va a lograr, el cuerpecito no se va a desintegrar.
Séptima Estación Unilago. Carajo, ya faltan menos de dos, cómo nos van a poner a bajar por la 76, atrás un tipo grita "Dónde esta Cablecentro?" Sus compañeros de equipo están demasiado ocupados respirando como para poder contestarle por lo que hay que acompañarlo contestándole "Lo compró TV Cable".
Octava Estación Calle 85. Ya se ven los pendones grandes, dónde dice meta, carajo queda el último piquecito, las piernas aún aceleran, los últimos cien metros. Se acabó, nada se reventó, toma tu medalla, toma tu manzana. Uf! El reloj marca 00:50:38
Novena Estación Gracias a la tecnología de un microchip que se ponía cada concursante en el zapato es posible saber con exactitud cuanto tardó cada uno: Fueron exactamente 49 minutos y 31 segundos, por lo que en la general quedé de 2155, y en la categoría (Open, de 18 a 49 años masculina, o sea todo el mundo) de 1811.
Décima Estación Treinta y dos horas después aún la rodilla izquierda se hace presente cuando hay que ponerse de pie o levantar algo, pero el tiempo fue bueno.
Context Switch
- Los agentes de Movistar que nos atendieron son una parranda de incompetentes. Es increible que con un cliente nuevo prometan un celular, no lo consigan (y le toque a uno quedarse con un pinche Nokia 5200) y se demoren tres semanas en tener la jodida línea activada
- Muy, muy bueno ópera al parque, pero definitivamente, soy un espectador de ópera machista; me duermo en los papeles dramáticos de las mujeres, independiente de lo agudo del tono y me despierto cuando llegan los bajos y los tenores a matarse unos a otros.
- Parece que esta de moda juntarse con otro poco de mechudos y hacer bandas de rock o si no hay que preguntarle a Don Juabil y a Síndrome Estocolmo
- Mi próximo portátil es un Mac, no me aguanto los antivirus y me niego a pasarme a esa colcha de retazos coloreadita que llaman Windows Vista
- Conseguir gente por elempleo.com es bien, bien complejo. No llegan a las entrevistas y son, en general, muy poco serios.