trois-cents-soixante-six
El día de ayer se cumplieron 24 años de mi aparición en este planeta. Para celebrar tan celebrable acontecimiento realicé, como ya es costumbre, una reunión en mi casa. Esta reunión había sido en otros años una larguísima hecatombe etílica en que el pobre homenajeado (es decir, yo) terminaba a las cuatro de la mañana, cuando ya se le había pasado la borrachera y ya tenía era guayabo, lidiando con otros ebrios o en
conversaciones trascendentales con Otros miembros de la Open List. Como muestra del
envejecimiento general de la población invitada (todos, sin excepción, son un año mas viejos que el año pasado) este año el jolgorio no terminó a las seis de la
mañana, como solía sino a las tres, como es propio de las primeras etapas de la calmada madurez.
En los trescientos sesenta y seis días que pasaron desde la última vez en que cumplí años pasaron y dejaron de pasar muchas cosas:
Las cosas que pasaron:
- Deje de ser un esclavo de la corporación malévola,sujeto a una corbata y a horarios de labor de diez horas cinco días a la semana, para pasar a ser parcialmente dueño del Antro del bien, una corporación benévola, cuyas consignas mas conocidas son:
Por plata no se preocupe chino, que plata es lo que no hay y Por una jornada laboral de doce máximo 12 horas.
Ha sido una experiencia buenísima, y he aprendido una cantidad de cosas de esas que no le pueden enseñar a uno y que solo se aprenden viviéndolas - Conocí Medellín (dos veces!) y entendí porqué a los que llegan de alla todas las de Bogotá les parecen feas
- Estuve en Buenos Aires y finalmente entendí las letras de las canciones de Fito
Paez
Las cosas que no pasaron:
- No mejoreé mi tiempo en la maratón de Bogotá
- No tuve encuentros con aliens (como los que relató azul hace ya largo tiempo)
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