Friday, November 11, 2005

No importa que este pegado con babas

En estos últimos días he tenido la oportunidad de ser testigo indirecto de la maravillosa industria del software colombiana, en una de sus facetas mas interesantes: La de la contratación con ese ente maravilloso que es el estado.

En primer lugar una serie de preconcepciones sobre el estado han resultado ser falsas, o por lo menos no enteramente ciertas:

  • Los empleados públicos no son, ni mucho menos, una manada de incompetentes, hay muchos que tienen una preocupación genuina por hacer bien su trabajo y porqué las cosas queden bien hechas

  • Se ha hecho un gran esfuerzo porque en los procesos de contratación haya transparencia y eso, en gran parte, se nota. Siempre será posible hacer chanchullo con la suficiente cantidad de billete y de ganas, pero ya por lo menos, no esta servida en bandeja

  • El estado colombiano no es, pero ni lejos, ni tan pobre ni tan atrasado como nos hace creer la DIAN para sacarnos la leche, ni tan rico y adelantado como lo que prometen los políticos en campaña.

  • El estado si es enormemente burocrático y se atiene a sus procesos, mas que a la racionalidad o el juicio para llevar a cabo sus labores. Eso significa que es posible que las consideraciones legalistas y los vicios de procedimiento hagan la vida mas difícil para todos, pero son un costo de hacer negocios.
Una de las cosas mas tristes, en lo que a contratación técnica se refiere, es ver como en la mayoría de los procesos de selección la capacidad técnica de llevar a cabo una labor no se evalúa o, si se evalúa, no pesa demasiado en el proceso. Es más importante tener los papeles al día y una situación financiera de piedra, que ser técnicamente capaces. Eso significa que si Bancolombia se presenta a licitar en un proceso de software, entonces es muy probable que gane, porqué financieramente es imbatible. Talvez por eso es que los tipos que llegan con las PDA del censo a la casa de uno tienen bajo el brazo un papel, por si acaso se les traba el consabido aparatico. Eso explica entonces porqué sacar las cédulas de los 40 millones de colombianos vale 130 millones de dólares y es una licitación en la que no hay ningún proponente. (Cada cédula a US$3.25).

Context Switch

  • En la revista wired hay un muy buen artículo de Tony Long, que lo pone a uno a pensar.... y toda esta carajada para qué?
  • Es increible que en toda la ciudad de Bogotá no haya ningún lugar en el que se pueda conseguir un miserable guardabarros de bicicleta. Que tristeza.
  • Cada vez uso menos los vehículos automotores y me siento orgulloso. No llego al extremismo de Patton, pero ahi vamos.