Cómo parte del jolgorio del día del idioma (que cómo digno estudiante de colegio con nombre de gigante de las letras castellanas me se de memoria) y en el espíritu de no guardar lo que no se esta usando o se va a usar aproveche mis múltiples viajes en Transmilenio del día para ir repartiendo libros.
A sangre fría
Iba en un fabuloso B51 atestado hacía la estación de la 72, con la rigurosa corbata de ir a convencer a la gente de que "si, cómpreme a mí". Saqué el libro y me di cuenta de que no le había escrito nada, saqué el esfero usufructuado de hotel centroaméricano y escribí una frase. Traté de dejar el libro agarrado a una ventana, o colgado por ahí pero no se tenía, finalmente, cuando el bus se desocupó en la estación de la calle 76 quedó una silla libre, al lado de otra silla ocupada por un señor de mediana edad. Dejé el libro sobre la silla y el señor ni se enteró. Otra de las personas que iba de pie al lado mio, con toda la presencia de estudiante universitario, me miró con una mirada cómplice a lo cuál yo contesté "A ver si funciona". En ese momento se abrió la puerta y salí del bus, bajo la mirada curiosa del estudiante. No alcancé a ver si fue él el que tomó o libro o si simplemente lo dejó en su lugar.
El Dr Jekyll y Mr Hyde
En horas de la tarde, rumbo al CADE del Catastro me monté en un G11 que iba semidesocupado. Tan desocupado que quedé de pie solo al lado de una silla azul vacia. En la otra silla azul iba una señora de avanzada edad que me dijo: Tranquilo, siéntese que no hay nadie que la necesite.
Ante semejante despliegue de simpatía saqué los dos libros que tenía y le pregunté, sin decirle para qué, cuál de los dos le parecía mejor. Me señaló el del Dr Jekyll y me preguntó, como en chiste: Por qué? Es para regalármelo?
Cuando le dije que si, que por supuesto, se mostró sorprendida, cuando le expliqué que era el día del idioma me preguntó si yo trabajaba en la Casa de la Cultura o en el distrito.
Al contarle que no, que era porqué me parecía chévere, porqué consideraba importante compartir le pareció una buena idea.
Inmediatamente se pusó a leer el libro, buscando quién era el autor, cuando le indique la ubicación de la biografía comenzó a leerla en voz alta, indicando los pasajes que le parecían interesantes "Ah, es de Escocia" "Oh, es abogado" "eh pero se rebeló en su juventud", "Si ve, es que a veces la gente estudia la carrera y no es lo de ellos". Total, fue una experiencia interesante.
Frankenstein
Finalmente llegué a mi destino, allí estaba la gente de la reunión, cuando salude indicando la fecha un amigo tenía un libro, que procedió a entregarme, yo al tiempo le entregaba el libro de Frankenstein a otra de las personas que estaba con nosotros, que no acertaba a comprender que hacíamos intercambiando libros un miércoles por la tarde.En resumen, me gustó mucho mas regalarle el libro a una persona, ver como reaccionaba, así no fuera una persona conocida. De todas maneras en Bogotá la gente anda muy prevenida y piensa que uno algo malo les va a hacer regalándoles un libro, que de pronto eso tiene burundanga, o incita al pecado, o esta en el índice o tiene adentro el parche de la muerte. Voy a seguir haciéndolo.
Context Switch
- Puerto Rico, de nuevo.
- Europa en junio/julio
- Alien refuses to leave the ship, and refuses, and refuses
- Necesitamos esto muy pero muy urgente. Si, ajá.